martes, 28 de febrero de 2017

Prohibido pasar

Te has quedado encerrada en aquella casa abandonada en la que te juraste que no entrarías. 

Has cruzado todos los límites que te pusiste cuando empezaste a tener uso de razón. 

Corriste, recorriste, te corriste, reíste, todo lo que nadie jamás podía haber logrado. Y que felices les hacías, y no a personas, sino a todos aquellos perros que te cruzabas por la calle y acariciabas el lomo. 

¿Cuántos días han pasado? Que narices, cuántos meses han pasado y sigues ahí, en el mismo punto de partida. Prometiéndote todas las noches que la cosa va a cambiar. Y que mentira. 

Es la misma promesa que se hace esa chica nerviosa al decirse una y otra vez que no se morderá las uñas y siempre llegan exámenes (o huracanes) a su vida. 

En realidad le gustaban las pequeñas cosas, esas que nadie hace hoy en día. Le gustaba navegar por mares con tempestades, nunca sabía lo que le iba a deparar la resaca del mar, porque al final, siempre acababa tirada en la playa. Esa que tenía escondida una casa algo abandonada.

Y otra vez la historia de siempre, encerrada en aquella casa abandonada en la que te juraste que no ibas a entrar, porque nunca lees el cartel de la puerta, ese que dejase tu escondido aquel día 

PROHIBIDO PASAR




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