martes, 20 de noviembre de 2012

"Un par de chistes malos y la conquistaré".


Se enamoró completamente de su sonrisa aquella tarde de verano, mientras ella dejaba la mochila en el suelo y se sentaba a su lado. Vaqueros cortos, una camiseta por dentro de ese pantalón todo deshilachado y unas Vans, rozaba la perfección para él. "Un par de chistes malos y la conquistaré" pensó, pero nunca supo que ya la había conquistado desde la primera vez que se miraron. Pocas veces antes habían hablado, pero era como si se conocieran de toda la vida y los días pasaban y siempre acababan juntos en aquel banco, una y otra y otra vez, la espera les unía, la espera de ver pasar la vida, días tras día. Él se enamoraba de ella cada vez que sonreía y aquellos ojos decían tanto, era perfecta, la quería a su lado, para abrazarla, para darle la mano, para levantarla cuando se cayera, simplemente para estar allí. Ella le quería, desde hace mucho tiempo atrás, desde la primera vez que le vio aparecer girando la esquina y sin querer sus miradas se cruzaron, por casualidad o no, quien sabe. Convertidos en adictos de todas aquellas largas conversaciones por las tardes y aunque no fueran la pareja perfecta, él tenía claro que la quería a su lado y ella era una loca enamorada. Sus ojos brillaban tanto cuando estaba a su lado, le encantaba esa sonrisa de niño malo acompañada de sus pitillos, skate en mano y sus Vans destrozadas, más que destrozadas. Hechos el uno para el otro, sin complejos, el claro ejemplo de que cada uno tenían las piezas que encajaban en sus puzzles y solo tenían clara una cosa, estarían juntos hasta la saciedad.

Pase lo que pase sonríe, que eso les jode.

He notado tu sonrisa algo cansada y poco a poco me doy cuenta que el brillo de tus ojos está desapareciendo. Hace días que no te ríes con fuerza y he observado que las lágrimas son tu compañía. No quiero verte así, ¿recuerdas nuestro pacto? Sonreír siempre a todos los problemas. Sé que este es el más difícil de todos, pero dime ¿a caso alguna vez ha sido fácil seguir adelante? Solo quiero que me mires, que busques la fuerza que tenías y que hoy te falta, que te muerdas el labio como de costumbre y sigas tu camino, sé que nadie te va a apartar de él y que puedes con esto y con más. Deja ya de gastar pañuelos mientras te pasas las tardes sentada en ese rincón de la cama, al lado de la ventana, llorando, como si todo se derrumbase, sin ver ninguna salida, no tiene ningún sentido seguir así, solo levántate, deja todos los miedos en ese rincón de las cosas malas y salta, salta todos los precipicios que te ponga la vida, todos los pozos, todas las piedras y pase lo que pase sonríe, que eso les jode.

Quiero que me prometas que nunca lo olvidarás, seguiremos bailando donde quiera que vayamos. Es como atrapar un rayo las posibilidades de encontrar a alguien como tú, es una entre un millón las posibilidades de sentir lo que siento contigo. Y con cada paso que damos juntos, poco a poco vamos mejorando. Las montañas no son tan altas, ni los océanos tan amplios, porque juntos o no nuestro baile jamás se detendrá. Deja que llueva, deja que truene, lo que tenemos vale la pena pelearlo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Little Things.

Tu mano se ajusta a la mía como si estuviera hecha para mí, pero ten en cuenta que esto era algo que debía pasar. Estoy uniendo los puntos con las pecas de tus mejillas y todo tiene sentido para mí.
Sé que nunca te han gustado las arrugas al lado de tus ojos cuando te ríes, nunca te ha gustado ni tus muslos,   ni los hoyuelos en tu espalda por debajo de tu espina dorsal, pero yo los amo con locura. No dejaré que estas pequeñas cosas se escurran de mi boca, pero si lo hago, eres tú, a quien se suman ellas, estoy enamorado de ti y de todas esas pequeñas cosas.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Te haría entender que te quedaban demasiadas cosas por vivir.

Muchas veces me han dicho que si las personas se van de aquí es porque ya habían hecho todo lo que la vida les proponía, pero tú te marchaste demasiado pronto, nos quedaban muchas cosas que decir, tenía muchas cosas que contarte y los días pasan y te recuerdo a cada mínimo detalle que te hacia especial, que te hacia ser tú, que definía tus pros y tus contras, tus virtudes, tus defectos. No, no me acostumbro a estar sin ti, todavía tengo esa esperanza de pasear por esas calles y encontrarte así, de imprevisto, que me preguntes qué tal me va la vida, si por fin me he comprado amigos, si supe controlarme y no gritar cuando alguien me asustaba, cuando tú me asustabas, si donde esté me sigo pasando la vida en el baño y me resisto a salir a la calle los días de invierno. Soy una ilusa, porque pienso que cuando vaya algún día a verles a ellos tú vas a estar allí, con tus camisas, con tus polos, ese olor a tabaco que te definía perfectamente, tu voz grave, tus carraspeos de garganta. Y sigo teniendo la esperanza de que me vas a agarrar del brazo y yo saltaré porque me has pillado ese punto estratégico en el brazo que me hacia cosquillas y me daba calambres. Nadie me ha vuelto a agarrar, nadie ha conseguido que mi brazo temblase como lo hacías tú, nadie me ha pegado sustos como los que tú me pegabas, ni me han arrastrado cuando no quería ir a algún sitio. No he olvidado tu risa, ni todas las cosas que decías, no he olvidado tus gafas ya algo viejas, todas tus manías, las cosas que hacías para explicar en clase, los días de dudas antes de los exámenes. No he olvidado ninguna de tus camisas, ninguno de tus polos, ni ese abrigo, ni tus pantalones vaqueros, ni tus zapatos. Créeme, no lo he hecho. Yo solo quiero que vuelvas una vez más, que me escuches como lo hacías cada vez que te contaba mis cosas, porque aunque nos picásemos, siempre me has escuchado cuando lo he necesitado, en todos aquellos ratos de quince minutos que te daba la chapa junto con ella, siempre sabías sacar lo bueno de todo, de cualquier problema, de cualquier situación. Quiero abrazarte la última vez y es que si hubiese sabido que aquella vez sería la última que te vería, la última, te aseguro que te habría hecho entender letra por letra que te quería como a mi padre, que como tú no había otro, que te aseguro que has dejado a demasiada gente aquí que te echa de menos, que quiere volver a verte. Te haría entender que te quedaban demasiadas cosas por vivir y no era la hora de marcharte, no tan pronto.
Pero sé que donde quiera que estés vas a sacar miles de sonrisas, con tu forma de ser, con tus chistes, con tus frases, con tu risa, que vas a estar bien, que dejarás claro que nunca hace frío y que siempre se puede ir en mangas de camisa, que eres de aquella ciudad y lo serás siempre. Y recuerda, que nunca, nunca nadie podrá superarte, porque no hay otra persona que se parezca a ti, ni la habrá, que te voy a recordar siempre con una sonrisa, que te quiero y que como yo, muchos te echamos demasiado de menos.

martes, 13 de noviembre de 2012

Esa gran montaña rusa a la que llamamos vida.


Sí, que todos somos humanos, que nos han picado los mosquitos en verano, hemos intentado mirar el Sol y lo único que hemos conseguido es ver todo puntitos negros. De esos que después de muchos años todavía no sabemos que cara poner mientras nos cantan el cumpleaños feliz, que por mucho que lo neguemos nos encantan los buenos días de la persona que queremos. Y ya que reconocemos, no nos dejemos eso de mentir cuando te preguntan que tal estás, tú vida es una puta mierda, el día se derrumba, ya no hay por donde cogerlo y tú, tan tranquilamente sueltas, bien, estoy bien, ¿y tú?. Que hipócritas llegamos a ser a veces, pero vale más tragar que contar penas. Eh, que también existe esa fórmula de, es una historia muy larga y al fin y al cabo, tampoco la contamos. Seres humanos, de los que lloran con películas, que cuando escuchan canciones por la calle se sienten en plan videoclip, de esos que cuentan las horas que les queda para dormir y contabilizan el tiempo que tardan en la ducha a base de canciones. Sí, todos, sin excepción alguna somos expertos cantantes de ducha.
En todas estas líneas no diré ninguna mentira, porque hemos reído mientras llorábamos y hemos terminado llorando de risa, gritar porque sí, porque no aguantábamos más. Hemos matado a demasiada gente con solo una mirada y hemos imaginado historias perfectas con ciertas personas en cualquier momento de aburrimiento o habitualmente al irse a dormir. Al empezar a estudiar hemos contando y recontado cuantas hojas había y haciendo cálculos extraños, sumando y quitando espacios en blanco nos sentíamos mejor si salían menos páginas. Nos sentimos mejor si los demás tampoco han estudiado, nos basamos de bajones tontos, de días llenos de mierda y luego vuelven otra vez las buenas rachas, en las que todo es perfecto y somos capaces de comernos el mundo, pero solo son eso, rachas.
Que seremos diferentes en muchos aspectos, pero en muchos otros somos iguales y que hay ciertas cosas que son así y serán así durante el resto de los años, como aquello que el amor es ciego y que siempre duele ¿o a caso no es cierto?.

Cada pisada que dejas tiene más peso que la anterior.

Ese momento en el que miras atrás en el tiempo y ves como han cambiado las cosas sin apenas darte cuenta, como has dejado de lado jugar por las tardes en el parque con los amigos a hacerte amiga del ordenador y luego no separarte del móvil. Como recuerdas el primer chico que te gustaba, tu primer amor de verdad, algún que otro príncipe azul que te salió rana. Pasar de querer dormir con tus padres a querer dormir a su lado, vaciar la habitación de juguetes, llenarla de posters, quitarlos y poner fotos de tus amigos, de esos buenos momentos, de todas aquellas tardes y desaparecen las muñecas y los coches, solo hay libros, ropa, zapatos y todas esas fotos pegadas en la pared. Dejas atrás las preocupaciones de a que jugar en los recreos y es aquí donde empiezas a pensar en demasiadas cosas serias, utilizar las noches para estudiar y comprender porqué el café es un buen aliado. Rayarte la cabeza miles de veces, por él, normalmente, entender la letra de todas esas canciones que quizás llevas escuchando desde que eras pequeño. La amistad, la amistad como punto fuerte, olvidar el "enfadarse, pedir perdón, un abrazo y otra vez amigos", no, aquí está visto que si fallas, te jodes y lo arreglas de bien, no un perdón, varios y es entonces cuando aparece la confianza y nuestro gran aliado y compañero, el orgullo. Te das cuenta que los días no se recuerdan por el número, sino por las cosas que has vivido y que los años no se basan en el colegio y las vacaciones de verano, es mucho más que eso. Cada pisada que dejas tiene más peso que la anterior y por mucho que te guste o no, cada gesto que hagas puede ser a tu favor o en tu contra. Que si te das cuenta, los segundos pasan, el sol sale y la luna vuelve a aparecer, nada va a cambiar, dicen que el destino está escrito, pero lo único cierto aquí es que llega el día en el que el corazón se para y llegado a ese punto, no se puede jugar más.

domingo, 11 de noviembre de 2012

No voy a recordarte.

Para mí es hombre muerto, no lloro por él y no he tirado sus peluches a la basura, siguen encima de mi cama. Que cada vez que pase por su casa miraré su ventana como siempre, no le miraré a los ojos cuando le tenga a un par de metros de distancia y le odiaré por los malos ratos que me ha hecho pasar, le odiaré con toda mi alma por ser como es y no haber cambiado, pero no voy a recordar todo lo que he vivido con él, porque para mí todo eso murió hace ya un tiempo. Pero entonces pasa, que sin quererlo le ves y piensas "unos meses atrás iría corriendo donde él, le abrazaría y le besaría, hoy me limito a mantener la cabeza bien alta y la mirada firme, sin mirar ni un centímetro de su cara". Y es que si hubieses cambiado, ahora no estaríamos así, no seríamos desconocidos que se conocen perfectamente, no giraríamos la cara al vernos, no hubiésemos destrozado todos los planes que teníamos juntos, ni yo me habría quedado en ese banco llorando aquel día, ni tú te habrías marchado con un simple vale. Tu última palabra, la última palabra que me dedicaste fue un "vale". Si hubieses demostrado que me querías, todos los días, si te hubieses tragado el orgullo todas las veces que nos enfadamos, si todas las veces que me marché me hubieses agarrado, si te hubieses tragado tus putos celos, te aseguro que hoy seguiría a tu lado, pero no cambiaste ni una pizca, no luchaste con toda tu alma, hasta el final, en el punto en el que mis pies rozan el borde, el camino para marcharme y no volver, ahí fue cuando de verdad actuaste, cuando te tragas tu orgullo, cuando demuestras lo que sientes, lo que tendrías que haber demostrado todos los días que estuvimos juntos. Y créeme cuando te digo que quiero que seas feliz, pero no a mi lado, porque hoy tú estás mejor sin mí y yo estoy mejor sin ti.

martes, 6 de noviembre de 2012

El que se enamore, pierde.


Necesito que me expliques a que juego estamos jugando. No dices apenas nada, te callas, pienso que de verdad sientes, pero luego me arrepiento y vuelvo a pensar que juegas a tenerme cuando quieres, que cuando estás a punto de decir algo importante te arrepientes porque sabes que no es verdad y yo como una tonta vuelvo a caer, siempre caigo en este juego. No sé si salir corriendo o quedarme aquí un rato más, quizás algún día tenga que reconocer que esto es adictivo, quizás algún día, hoy no. Tampoco tengo claro si sé a que juego estoy jugando, pero sé las cartas que tiene mi contrincante y las mías tampoco están tan mal. Conozco las jugadas, ya es algún tiempo de práctica y sé, más claro que el agua, que es mejor retirarse a tiempo antes de perder la partida.

Donde nadie me encuentre, al final del infinito.


Buscar un hueco de paz entre la gente, allí donde pares tu mundo un momento. Sola ante el peligro, los miedos, antes los problemas, sola ante la vida. Allí donde nadie te encuentre, donde se escuchan tus pensamientos sin taparte los oídos, donde la verdad retumba en tu cabeza mil veces más fuerte que la mentira. Aquel lugar capaz de sacar los sentimientos más verdaderos que tienes y llorar sin que nadie te observe. Poder gritar ganándole ese juego al silencio, ganando todos los juegos que te propongas, todos los retos que vengan, todas las batallas que se crucen en tu camino. Buscar el agua igual que un pez, el sol igual que la flor más bella, dejar de tragarse mentiras, escupir verdades, ir con la verdad de frente aunque duela. Y quieran los demás o no, callar, porque a veces es lo justo, o simplemente lo necesario. Luchar, simplemente luchar por lo que quieres, por lo que de verdad te importa, aunque duela, aunque no sea lo mejor y haya mil opciones más fáciles, cueste lo que cueste, porque tienes el derecho o por lo menos la obligación de cumplir tus sueños. 

Ese lugar, allí, donde nadie me encuentre, al final del infinito. 

sábado, 3 de noviembre de 2012

Inconsolable.

Cierro la puerta unas cuantas veces, muchas veces antes han  sido filmadas como escenas repetidas cuando te dejé ir esa noche sin decir ni una palabra. Intento dormir, pero el reloj está pegado en los pensamientos entre tu y yo. Mil lamentos más desenredados, si estuvieras esta noche justo aquí, juro que te lo diría. Trepo las paredes, puedo ver el borde pero no acepto la caída. No quiero pasar un día más guardando esto dentro de mí, me está matando, porque todo lo que siempre quise está en ti y desearía poder encontrar las palabras para decir que cada vez que te vas soy inconsolable.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Historia de un sueño.


Perdona que entre sin llamar, no es esta la hora y menos el lugar, tenía que contarte que en el cielo no se está tan mal. Mañana ni te acordarás, "tan solo fue un sueño" te repetirás y en forma de respuesta pasará una estrella fugaz. Y cuando me marche estará mi vida en la Tierra en paz, yo solo quería despedirme, darte un beso y verte una vez más. Promete que serás feliz, te ponías tan guapa al reír y así, solo así quiero recordarte, así, como antes, así, adelante, así vida mía mejor será así. Ahora debes descansar, deja que te arrope como años atrás. ¿Te acuerdas cuándo entonces te cantaba antes de ir a acostar? Tan sólo me dejan venir, dentro de tus sueños para verte a ti y es que aquella triste noche no te dí ni un adiós al partir. Y cuando me marche estará mi vida en la Tierra en paz, yo solo quería despedirme, darte un beso y verte una vez más. Promete que serás feliz, te ponías tan guapa al reír y así solo así quiero recordarte, así como antes, así, adelante, así, vida mía mejor será así, solo así, seguir nuestro viaje, sé está haciendo tarde, tendré que marcharme, en unos segundos más va despertar.