martes, 24 de marzo de 2015

La mejor cosa que te puede regalar la vida.

Todavía no entiendo a ese grupo no reducido de personas que piensan que todo el mundo es amigo y no entra dentro de su vocabulario la palabra conocido. Y es que la palabra amigo tampoco es que tenga muchos significados, ni interpretaciones, es aquel con el que puedes hablar todos los días sin cansarte o aburrirte, o simplemente ese que aunque pasen semanas sin cruzar palabra sabes que está ahí y que las cosas no cambian. Es muy cierta esa frase de "los amigos se cuentan con los dedos de las manos" y es que si utilizas también los de los pies, algo no está yendo bien. 
La suerte de encontrar a personas que te complementan o te completan en ciertos aspectos es tan gratificante que incluso a veces puede dar un poco de miedo. Y muchas otras piensas qué sería tu vida sin ellos en ella. A pesar de que a veces te pueda entrar esa sana necesidad de matarlos, de mandarlos a la mierda o de decirles que les odias porque te sacan de quicio, de eso se trata. De insultarles todos los días, con cariño, claro está, o decirles la verdad a la cara, aunque duela. Porque esos son los mejores amigos, aquellos que te dicen las cosas como son, no como tú quieres que sean. Pero los mejores, mejores, esos que cuesta tanto encontrar, son aquellos que te apoyan cuando algo no va bien, aunque no sepan de tu vida en cierto tiempo. 
La palabra amigo puede ser corta, pero resulta muy grande y lo mejor es cuando las personas a las que se lo llamas, también son grandes. 
El problema viene cuando no nos damos cuenta, les perdemos y luego reaccionamos tarde al ver todo lo que era y ya no es. Sí, todos los amigos discuten, pero es mejor dejar el orgullo de lado en esos casos para después no arrepentirse.
Y bueno, que ojalá tengamos amigos hasta que seamos viejecitos, porque yo creo que esa es la mejor cosa que te puede regalar la vida, esa y recuperar a las personas que creías haber perdido por el camino.