viernes, 26 de febrero de 2016

Fdo: la amiga borde.

Me han parado a reflexionar, no sé muy bien ni cómo ni porqué, pero he llegado a la conclusión que la mayoría de las veces sólo sabemos ver el lado malo, tanto de las cosas como de las personas. 
Hoy me han vuelto a definir como "la amiga borde".
Llegados a este punto de mi vida me resulta insignificante que me definan como borde por tener carácter, por decir lo que pienso, por no ser una falsa a la hora de poner buenas caras cuando no apetece, o cosas por el estilo. Y a pesar de estar ahí para las personas que te importan, para lo que sea o cuando sea, de bailar sobre la mesa del salón, de cantar las veinticuatro horas del día por casa, de contarle tu vida a un señor para que te regale una rosa de plástico fea, de reírte de tus problemas, sobre todo de los más gordos y serios, o de ser la mala cuando haces cosas por los demás (que más bien la mala te puedes definir como la tonta), al final te acaban definiendo como la amiga borde. 
Es gracioso ¿no? que lleguemos a definir a las personas por su lado oscuro. Los ejemplos son múltiples: sí, tu amiga la zorra, el chaval mujeriego, la tía cotilla, el chico pasota, la amiga borde. 
Y ya puedes preocuparte por un amigo cuando está mal, estar pendiente de él, hacerle favores, escuchar sus problemas, decirle después de tres o cuatro meses, oye ¿quedamos para tomar algo? aunque luego te de calabazas, a pesar de que seas tú la que se preocupa el 90% de las veces de estar un rato juntos, que tú vas a seguir siendo la amiga borde. 
Pues bueno, después de casi veinte años seguiré siendo la amiga borde, pero al menos con el tiempo he aprendido a decir lo que pienso, a luchar por lo que quiero y a reír con las personas que de verdad lo merecen. Porque, al fin y al cabo, "los amigos se cuentan con los dedos de una mano", y le dices esta frase a tu amiga a las cuatro de la noche mientras os tomáis un colacao con cereales.










Fdo: la amiga borde.