domingo, 13 de marzo de 2016

Aunque estemos quietos, el mundo va a estar girando bajo nuestros pies. 
Y aunque no tengamos la intención de hablar, un simple gesto basta para escribir todo un libro. 
A veces una pisada en un campo lleno de nieve es el acto más valiente de toda una vida, por el simple hecho de haber dejado huella. 
El momento en que saltas, mientras bailas en un bar lleno de gente, y la nada te sostiene, con el miedo que le produce al chico que está a la izquierda de que caigas fuerte y al poner los pies en la tierra te hagas daño. 
Como el simple hecho de cruzar la puerta del portal y gritarte muy fuerte y muy adentro: 
¡Hoy va a ser mi día! 

sábado, 5 de marzo de 2016

Simple y complicado.

A veces la gente necesita ser el punto de la exclamación en un mundo donde las exclamaciones se han divorciado de sus puntos. 
Es extraño como el ser humano siempre elige la opción más difícil, aunque tenga para elegir cinco caminos sin piedras, ni barrancos, ni alturas. Pero es quizás eso lo que mantiene viva la llama que llevamos dentro y que le da cuerda a la vida. 
Normalmente no buscamos la monotonía, sino cosas nuevas que le hagan al corazón ir un poquito más rápido. ¡Y qué tontería! A veces esa sensación la encuentras en una persona de la cual conoces hasta la ubicación de todas sus pecas. 
Ojalá nuestras vidas se resumieran en que una persona nos haga temblar, hasta las pestañas; dos nos dieran casa a corto plazo; tres escuchen nuestros problemas; cuatro nos obliguen a salir; cinco nos hagan cosquillas; seis se acuerden de ti todos los días y siete nos hagan reír hasta llorar. 
Y así, hasta que nos salgan canas.